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En el entorno laboral actual, tres palabras están cobrando protagonismo cuando se habla de bienestar y en el trabajo y salud mental: burnout, boreout y brownout. Quizás hayas escuchado hablar de una o de todas ellas, pero ¿sabes en qué se diferencian y cómo pueden afectar tu experiencia laboral? Sigue leyendo para entenderlas mejor y saber cómo prevenirlas y manejarlas.
El burnout es el más conocido de los tres y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha reconocido oficialmente como un problema asociado al estrés laboral crónico. Se desarrolla cuando el trabajo se convierte en una fuente continua de estrés que no se gestiona adecuadamente.
Fatiga física y mental, falta de motivación y una sensación de ineficacia en tu desempeño.
Por parte de las empresas es vital crear entornos que promuevan la seguridad psicológica y una cultura de apoyo es esencial. Fomentar la flexibilidad, la comunicación abierta y ofrecer formación en gestión del estrés son algunas de las estrategias clave para mitigar este problema.
Si tu empresa no te ofrece este entorno de confianza, recuerda, el burnout no es una falta de esfuerzo personal, sino una señal de que el entorno laboral necesita ajustes para cuidar de ti y tu bienestar. Es clave que compartas cómo te sientes de forma abierta con tu superiores y que aproveches las encuestas de clima laboral para dar tu feedback.
A diferencia del burnout, el boreout es causado por la falta de estímulo en el trabajo. Este fenómeno aparece cuando tus tareas diarias no son desafiantes y no te permiten aprovechar tus habilidades, lo que lleva a la desmotivación y el aburrimiento. Aunque puede sonar menos grave, el boreout afecta tu satisfacción, y bienestar en el trabajo y tu sentido de propósito.
Para evitarlo, es fundamental que el entorno laboral ofrezca oportunidades de crecimiento personal y profesional.
En palabras de nuestra HR Director del grupo en España, Silvia Martínez:
un entorno de trabajo que ofrezca oportunidades personalizadas es clave para prevenir el boreout
No se trata solo de estar ocupado, sino de realizar tareas significativas que te permitan sentir que avanzas.
El brownout es más sutil y, a veces, difícil de detectar. Es una pérdida gradual de entusiasmo y energía, que puede ser el primer paso hacia el burnout. Quienes experimentan brownout no muestran síntomas tan visibles de agotamiento, pero sienten una pérdida de motivación, falta de proactividad y una disminución en su energía creativa.
Reconocer el brownout es el primer paso. Crear un entorno donde puedas participar en tareas creativas y que te motiven es fundamental para que la energía no se desvanezca. Por ejemplo, es una de nuestros valores en Grafton: fomentar un espacio laboral donde cada persona se sienta valorada y pueda mantener una conexión activa y positiva con su trabajo. Si quieres comprobarlo no lo dudes y envíanos tu perfil.
Las empresas tienen un papel fundamental en la prevención de estos síndromes. Desde la promoción del equilibrio entre la vida laboral y personal hasta la implementación de programas de formación en manejo del estrés, hay muchas formas de mejorar el bienestar en el trabajo.
Silvia Martínez subraya que
no se trata solo de beneficios o flexibilidad; es construir una cultura de bienestar donde cada empleado se sienta valorado y pueda alcanzar su máximo potencial sin comprometer su salud mental.
En resumen, cada uno de estos fenómenos afecta de manera distinta al rendimiento y bienestar, y su prevención comienza en un ambiente de trabajo que valore tu salud mental y permita un desarrollo sostenible.
Si quieres saber más sobre este tipo de síndromes te dejamos las declaraciones de nuestra HR Director, Silvia Martínez para la revista ELLE: https://www.elle.com/es/living/trabajo-finanzas/a62800939/productividad-trabajo-problemas/