Los desafíos del bienestar en el trabajo: burnout, boreout y brownout
Tres palabras están cobrando protagonismo cuando se habla de bienestar en el trabajo y salud mental: burnout, boreout y brownout.
Llegamos a diciembre, esa época en la que el email con "Feliz Navidad y próspero año" se convierte en la frase más copiada del planeta, y las cenas de Navidad generan amores y odios a partes iguales. Pero, ¿y si te dijéramos que esta recta final es una oportunidad de oro para fortalecer la cultura empresarial y empezar el próximo año con buen pie?
En Grafton, sabemos que, más allá de los balances y objetivos, estas semanas pueden marcar una diferencia real en el ambiente laboral y en la conexión de los equipos.
Sí, lo sabemos, las cenas de Navidad pueden ser un campo minado. Pero, bien gestionadas, son una excelente ocasión para romper barreras jerárquicas y fortalecer relaciones. Para los trabajadores, es un momento para conectar con compañeros en un ambiente más relajado y expresar ideas o inquietudes en un entorno diferente. ¿La clave para todos? Escucha activa, actividades divertidas y un ambiente inclusivo. Lo importante no es el menú, sino el mensaje: estamos juntos en esto.
No subestimes el poder de un afterwork en un bar cercano o incluso en la oficina con un toque diferente. Para los equipos, es una oportunidad de compartir de manera más cercana y celebrar las pequeñas victorias del año. Puede ser un buen momento para agradecer a ese compañero que siempre te ayudó o para reforzar vínculos que mejorarán el día a día en el próximo año. Brindar por lo que viene también es un mensaje positivo para todos: el futuro lo construimos juntos.
El cierre de año no es solo una excusa para la fiesta. Es también el momento perfecto para mirar atrás, celebrar logros y aprender de los retos. Si eres parte de un equipo, no dudes en compartir tus ideas sobre lo que ha funcionado y lo que podría mejorar. Si eres responsable, crea espacios donde los empleados puedan expresar cómo se han sentido, qué les ha motivado o qué les gustaría cambiar. Estos intercambios no solo refuerzan la cultura empresarial, sino que impulsan la sensación de ser escuchados y valorados.
El final del año es ideal para abrir una conversación sobre lo que espera en 2025. ¿Qué metas tenemos? ¿Qué sueños compartimos como equipo? Desde la perspectiva de los trabajadores, es el momento de proponer ideas, expresar deseos de crecimiento y visibilizar aquello que les importa para el próximo año. Para los líderes, es clave motivar y alinear a todos en una visión compartida, dejando claro que el éxito de 2025 será una construcción colectiva.
El cierre de año no solo trata de hacer balance, también es una oportunidad para hablar sobre cómo cuidar más a las personas que hacen posible la empresa. Para los empleados, puede ser un recordatorio de la importancia de cuidar su equilibrio personal y profesional, y un llamado a desconectar y disfrutar de las fiestas. Para los responsables, es el momento de reflexionar sobre cómo se puede mejorar en el próximo año para garantizar un ambiente más saludable y humano.
En resumen, el cierre del año no tiene por qué ser solo trabajo y formalidades. Es un momento para conectar, celebrar y empezar a construir lo que será un 2025 lleno de nuevas metas. Aprovechemos estas semanas para transformar reuniones, cenas y afterworks en experiencias que refuercen el espíritu de equipo y la cultura empresarial.